El collage que os presentamos, titulado UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, pretende poner el acento en el peligro que supone la falta de precaución en carretera y la fatal consecuencia que de ello se deriva: los accidentes mortales.
Hemos utilizado colores fuertes y vivos para resaltar que la vida y el tiempo concedido para vivirla no tienen precio. Con tal fin podéis observar un reloj de tamaño considerable, dispuesto en la parte superior y atravesado por la línea imaginaria de ese tiempo roto que provoca el dolor por la pérdida de un ser querido; un reloj que debería hacernos reflexionar: la vida es demasiado corta y valiosa para perderla en una lamentable imprudencia.
Según datos de la Policía Nacional de Tráfico, un 50% de los conductores supera la velocidad permitida, lo cual puede desembocar en accidentes de consecuencias irreparables. Sin duda alguna, los agentes de tráfico ocupan un lugar preeminente en nuestra composición. Aparecen llevando a cabo una labor nada fácil, aunque sumamente valiosa. Así pues, sancionar a quienes infringen las normas de circulación es un mal necesario, dado que no todos los conductores proceden con civismo, exponiendo vanamente sus vidas y las de personas inocentes.
Igualmente loable es la labor realizada por el personal médico y el cuerpo de bomberos, delicada labor, teniendo en cuenta que de su pericia y profesionalidad dependerá la vida de tantas personas accidentadas.
Concluiremos resaltando dos imágenes que hemos dispuesto en la parte inferior del collage: una mano firme, con una señal de STOP y una motocicleta. Ambas nos recuerdan la necesidad de poner freno a todo tipo de temeridades circulatorias, entre las que destacamos una que nuestros jóvenes practican con demasiada asiduidad: prescindir del casco cuando circulan en moto.
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